Elisa ya no sabe que hacer, Daniel y Juan, los mellizos,
de 4 años, necesitan mucha atención de su parte
y Pablito, el hijo mayor de 8 años, quien había
estado sacando buenas notas en la escuela parece tener problemas
y las notas han bajado.
En la escuela de Pablito le ofrecen a Elisa la posibilidad
de asistir a un grupo para compartir con otras madres y aprender
cosas nuevas para que les ayuden con sus hijos. A Elisa le
gusta el grupo y además hay cuidado de niños
para las madres con niños pequeños y puede dejar
a los mellizos allí. En una de las sesiones la facilitadora
de grupo dividió a las madres en parejas y les dijo
que una iba a ser la madre y la otra el hijo o hija. El ejercicio
consistió en que el hijo/a le traía un problema
a la madre y los dos tenían que conversar hasta encontrar
una solución. Al terminar el ejercicio, muchas de las
señoras que hicieron el papel de madres, se dieron
cuenta que no sabían escuchar y que en vez de conversar
con sus hijos terminaban por dar un sermón. Y las señoras
que en el ejercicio tomaron el papel del hijo terminaron por
sentirse mal, frustradas e incomprendidas porque nadie las
había escuchado.
La facilitadora hizo otro ejercicio con las madres enseñándoles
a escuchar. Esta vez las señoras que tomaron el papel
del hijo terminaron por sentirse realmente tomadas en cuenta
y comprendidas.
Elisa regresó a su casa motivada y quiso poner en práctica
lo que aprendió en el grupo. Al llegar Pablito del
colegio Elisa lo notó desanimado y triste. Elisa le
preparó la merienda y después lo invitó
a sentarse junto a ella para conversar acerca de los sucesos
del día. Paro antes puso el video favorito de los mellizos
en el VCR de manera que ellos estuvieran entretenidos y no
interrumpieran cuando ella estuviera conversando con Pablito.
Elisa y Pablito se colocaron frente a frente de manera que
los ojos de Elisa estaban a la altura de los ojos de Pablito
y se podían mirar. Elisa le preguntó que le
había pasado en la escuela y Pablito le dijo que una
niña, Rosa Bermudez, lo acusó con la maestra
de haberse copiado de Manuel y no era verdad. Elisa repitió
lo que dijo Pablito, “que Rosa Bermudez, te acusó
con la maestra por haberte copiado de Manuel y esto no es
verdad.” Pablito asintió con la cabeza. Entonces
Elisa le preguntó a Pablito que cual era la solución
para él. Pablito respondió: “No se”.
Elisa tenía la solución pero con gran esfuerzo
se quedó callada (normalmente ella hubiera mirado el
reloj, dicho cual era la solución y se hubiera sentido
satisfecha de haberle dado la solución a su hijo y
allí hubiera terminado la “conversación”
con Pablito). Esta vez, Elisa motivó a Pablito a que
el pensara en una solución. Después de uno intentos
Pablito dijo que iba a hablar con la maestra y explicarle
que sí se había fijado en el cuaderno de Manuel
pero no para ver los resultados de las sumas sino para ver
una calcomania (sticker) muy divertida que Manuel había
pegado en la página y también le iba a decir
a la maestra que le podía preguntar por las sumas hasta
6, que él sí se las sabía. De nuevo Elisa
repitió lo que había dicho Pablito y el asintió.
A Elisa le pareció que la solución de Pablito
era una buena solución y se sintió orgullosa
de él y le dijo: ”Pablito cuando te veo así
tan preocupado y triste yo me siento triste también,
pero ahorita, después de que hablamos, me siento contenta
y muy orgullosa de ti porqué pensastes en una buena
solución. Y lo que me gustaría es que en cualquier
momento que necesites hablar conmigo me busques. Yo se que
he estado muy ocupada con Daniel y Juan y la casa, pero quiero
remediar eso.” Lo abrazó y le dió un beso.
“Pablito, te quiero mucho, mucho.” Pablito se
sonrió contento.
A continuación encontrarán los pasos a seguir
para este ejercicio.
Ejercicio para Escuchar a Nuestros Hijos
- Aparte tiempo para esta conversación. Si anda
apurada o irritada, ni lo intente.
- Pregúntese a Ud. misma si está dispuesta
a conversar con su hijo/a.
- Encuentre un lugar donde pueden estar los dos sentados.
- Es importante que estén al mismo nivel para que
se puedan mirar a los ojos.
- Una excelente manera de darse cuenta si Ud. ha entendido
lo que su hijo/a le ha dicho es que Ud. repita en sus propias
palabras lo que su hijo/a acaba de decirle y le pregunte
a su hijo/a si eso fué lo que dijo.
- No interrumpa.
- Cuando Ud. no entienda algo, pídale a su hijo/a
que aclare, pero no lo bombardee con preguntas.
- Trate de reconocer lo que está sintiendo su hijo/a
al hablar del tema.
- Exprese lo que Ud. piensa que él/ella está
sintiendo. Dígale que Ud. lo nota “triste”
o “con rabia”, etc. Esto le va a ayudar a su
hijo a reconocer e identificar sus sentimientos..
- Si tienen que encontrar una solución, pregúntele
a su hijo/a cuál sería según él/ella
la solución. Deje que él/ella hable de la
solución antes que Ud.
- Repita en sus propias palabras la solución que
dió su hijo/a y luego pueden conversar entre Uds.
acerca de lo acertado de la solución o si habría
que modificarla.
Si sigue estos pasos va a poder entablar una buena conversación
con su hijo/a. Una conversación en la cual se escuchan
mutuamente y pueden trabajar juntos hasta llegar a una resolución
del conflicto o del problema. Y los dos se van a sentir tomados
en cuenta e importantes el uno para el otro.
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