Como latinoamericanos viviendo en los EEUU,
hay un aspecto muy importante que debemos considerar y éste
es el impacto de la cultura norteamericana en nuestros hijos,
cuando ellos acuden a la escuela. El impacto de las diferencias
culturales no sólo afecta a nuestros hijos, sino a
nosotros, los padres, también y esto puede alterar
nuestra dinámica familiar y crear áreas de conflicto
en nuestras familias.
Veamos, a continuación, algunas de estas
áreas conflictivas y sus posibles soluciones.
1. Cuando los Hijos Saben más
Inglés que sus Padres
Cuando una familia latinoamericana llega a los
EEUU, es muy probable que los niños aprendan más
rapidamente el inglés que sus padres, debido a que
los niños van a la escuela. Y muy a menudo, los hijos
son los que se encargan de llenar planillas o de ser los interlocutores
al gestionar servicios o atención médica. En
estos casos, los niños son los que manejan la información
y son los que ayudan a sus padres a tomar decisiones, porque
ellos saben inglés y sus padres nó. Esto puede
ocasionar un cambio en la relación de autoridad y dependencia
entre padres e hijos y puede ocasionar conflictos en la dinámica
familiar.
Muchos de Uds., padres, ahora dependen de sus
hijos para el contacto con el mundo de habla inglesa. Y sus
hijos se sienten importantes, indispensables, útiles
y ya se sienten más a la par con Uds. Y esto hace que
peligre la autoridad e identidad tradicional de ‘padre’
y ‘madre’. Algunos de Uds. quieren seguir tratando
a sus hijos ‘intérpretes’ como niños
pequeños, mandándolos y regañándolos
si no cumplen; en cambio, ellos quieren que se los tome en
cuenta más como adultos.
Ya de por sí, el emigrar o cambiar de
país implica una serie de pérdidas importantes.
Se pierde la cercanía de seres queridos, de los amigos,
del trabajo y, ahora, la pérdida de autoridad sobre
nuestros hijos y nuestro rol de padres.
Solución A En este caso,
la solución consta de dos partes simultáneas.
Por un lado Uds., los padres, tienen que aprender el idioma
inglés con el máximo empeño y a la mayor
brevedad posible. No digo esto únicamente para que
no tengan que depender de sus hijos, sino porque están
en un país donde el idioma oficial es el inglés
y hay que aprenderlo. El manejar el inglés les servirá
para relacionarse, para trabajar y para ayudar a sus hijos
con las tareas. He conocido a muchas madres y padres que han
perdido oportunidades de trabajo por no hablar el inglés.
Las escuelas elementales y, a veces las iglesias,
ofrecen clases de inglés para madres, y a la vez ofrecen
guarderías para sus bebés e hijos pequeños.
También, hay cursos de inglés
en las noches. A estos cursos puede acudir uno de los padres,
mientras el otro se queda en casa cuidando a los niños.
La otra parte de la solución es, tratar
a los hijos que los ayudan a tomar contacto con el entorno
‘inglés’, un poco más como adultos.
Muchos de los capítulos de este libro preparan a los
padres a permitir que los hijos asuman más responsabilidad
en la familia, que compartan el poder de las figuras de autoridad
de la familia y que conversen, aportando sus ideas y opiniones,
tanto hijos como padres. En particular, el capítulo
16, sobre Las Decisiones en Familia, les va a enseñar
como compartir su autoridad de padre, o madre, sin sentir
que es una pérdida para Uds. y les va a informar como
tener una familia donde los hijos aportan sus opiniones y
ayudan en las decisiones que hay que tomar a diario y, al
mismo tiempo, se responsabilizan por su actuación.
Solución B Si por alguna razón
Uds., los padres, no pueden aprender inglés, tendrán,
entonces, que ajustar su visión del hijo o hijos que
sirve(n) de intérprete(s). Este hijo se ha convertido
en una enorme ayuda para Uds., es su brazo derecho y ha asumido
algunas de las características de ser padre. Él
llena las planillas, él busca la información
que hace falta y, puesto que él maneja la información,
también los ayuda a tomar decisiones. Ya no se le puede
tratar como niño pequeño, mandándolo
y regañándolo si no cumple. Hay que tomarlo
en cuenta más como adulto.
Gran parte de este manual, especialmente a partir
del capítulo 12, La Familia como Equipo, enseña
a los padres como apreciar y respetar la colaboración
de los hijos, como ayudarlos a crecer, como escucharlos, como
tomarlos en cuenta y como invitarlos a participar en las decisiones
que se toman en familia. El depender de su hijo para el contacto
con el mundo de habla inglesa, y depender de la información
que él les brinda para tomar decisiones, implica que
ya existe un cambio en su familia. Ya su familia no es una
familia ‘tradicional’. Este es el momento de aceptar
ese cambio introducido por las circunstancias de la inmigración.
Tienen Uds. una gran oportunidad para hacer de su familia
un lugar donde a los hijos se le reconoce su contribución
y se los toma en cuenta como miembros valiosos de la familia
y ellos, a la vez, van a asumir con gran responsabilidad su
nuevo rol.
2. Cuando Nuestro Hijo se Vuelve
‘Contestón’
Cuando un niño ingresa a una escuela
en los EEUU, el niño se va a sentir muy presionado
por el medio ambiente escolar para que sea más asertivo,
hacer valer sus derechos y defender sus puntos de vista. Es
posible que el niño transfiera a la casa esa actitud
un tanto prepotente, muy común entre los niños
en este país. Y esta actitud va a ir en contra de lo
que deseamos que sea nuestro hijo, o sea, un niño obediente
y respetuoso.
Esta es una situación difícil
para todos en la familia. Es difícil para el niño,
porque el patrón de conducta que es premiado y que
funciona en la escuela, no es bien visto en casa. Al mismo
tiempo, es difícil para los padres, porque no pueden
aceptar que su hijo se haya vuelto más voluntarioso
y contestón.
Solución En este caso,
es importante establecer nuevos canales de comunicación
entre nuestros hijos y nosotros que permitan hacer buen uso
de esta asertividad. El capítulo 16 sobre ‘Las
Decisiones en Familia’ ofrece una salida excelente para
este problema. A través de la Reunión Familiar
los padres pueden ir canalizando y utilizando esa asertividad
que el hijo está aprendiendo en la escuela para el
bien de la familia. Por su parte, el niño siente que
sus opiniones son escuchadas y el se siente tomado en cuenta.
Al poder opinar y contribuir a las decisiones de la familia,
el hijo no siente la necesidad de confrontar a sus padres,
o contestarles de manera airada, porque no se siente distante
de sus padres, sino parte de una familia que hace buen uso
de su aprendizaje en la escuela norteamericana.
3. Cuando los Hijos Piden más
Libertad y más Independencia
Un valor muy arraigado en la sociedad norteamericana
es estimular la independencia de los niños y jóvenes
para que, cuando lleguen a la edad adulta, puedan valerse
por sí solos, se muden de la casa paterna y empiecen
a hacer su propia vida. Como consecuencia, los padres en Norteamérica
suelen dar mucha más libertad a sus hijos que nosotros,
los latinoamericanos.
En Latinoamérica, estamos acostumbrados
a que nuestros hijos vivan con nosotros hasta que se casen,
y mantenemos y fomentamos una relación de dependencia
de nuestros hijos hacia nosotros y de autoridad de nosotros
hacia ellos. Solemos proteger mucho a nuestros hijos y percibimos
la ´libertad´de nuestros hijos como algo un tanto
peligroso.
De manera que, el manejo de la libertad y la
independencia son otras áreas de conflicto familiar
para nosotros como padres y para nuestros niños y jóvenes
cuando vivimos en los EEUU. Nuestros hijos observan como sus
pares en la escuela tienen mucha más libertad e independencia
que ellos y nos exigen que los tratemos igual que a sus pares.
Esta es una situación difícil.
No los podemos mantener encerrados en casa, porque eso es
incitar a la rebeldía y perderíamos su amor
y respeto, al mismo tiempo, no estamos dispuestos a darles
toda la libertad que piden.
Solución La solución
aquí es encontrar la manera de darles más libertad,
pero que sea una libertad supervisada y estructurada. Y vamos
a encontrar esta posibilidad en la acción social de
las iglesias y en organizaciones como el YMCA.
En los EEUU el rol de las iglesias, en el área
de la libertad, es fundamental. Las iglesias le brindan a
nuestros niños y jóvenes actividades donde se
sienten que tienen cierta libertad e independencia, sin estar
bajo la supervisión de sus padres.
En los EEUU la acción social de las iglesias
viene a suplantar y a recrear nuestras redes familiares y
familias extendidas latinoamericanas.
Acérquense a las iglesias católicas
de su barrio, o urbanización, o a las iglesias protestantes,
si Uds. son protestantes. Estas iglesias tienen muchos programas
para niños y jóvenes que imparten después
de las horas de clase y en los fines de semana. En estos programas
sus hijos van a conocer a otros niños y jóvenes,
se entretendrán y divertirán, lejos de la familia,
pero estarán supervisados y estarán en un ambiente
que comparte la misma escala de valores que su familia.
También hay organizaciones no religiosas,
como el YMCA, que tienen actividades para niños y jóvenes
y, aunque afiliarse a estas organizaciones implica un costo,
estas organizaciones tienen un sistema de becas para familias
de bajos recursos o recién llegadas a los EEUU.
4. Cuando los Hijos Piensan que todo
Esfuerzo o todo Trabajo que Ellos Realizan en Casa Tiene un
Valor Monetario
Otro aspecto que puede influenciar a sus hijos
cuando ingresan a la escuela en los EEUU es la idea de que
todo esfuerzo, o todo trabajo que se realiza en casa, tiene
un valor monetario o una recompensa material.
Sus hijos regresarán de la escuela con
cuentos de que a su compañerito tal, o compañerita
cual, le pagan por mantener su habitación limpia, o
le pagan por pasar la aspiradora, etc. También, les
dirán que hay niños que por cumplir una responsabilidad
son premiados con algo material, como un video o juego de
video.
Sus hijos les traen esta información
con la esperanza de que Uds. también empiecen con esta
costumbre.
Solución Pienso que
esta situación no es tan problemática y la solución
está en creer en la importancia de la cooperación
de todos en la familia y promoverla. En varios capítulos
de este libro, enfatizo la importancia de la cooperación,
en especial en el capítulo sobre ‘El Método
de la Recompensa vs. El Método de la Cooperación
y la Responsabilidad’ .
Claro está que el método de la cooperación
requiere tiempo, paciencia, interés y esfuerzo por
parte de los padres. Requiere que los padres piensen en su
familia como en un equipo, un grupo, donde todos tienen un
rol que cumplir, donde todos los roles son igualmente importantes,
donde cada persona en este equipo es valiosa y su cooperación
necesaria para lograr el bienestar de la familia. Recuerden
que, en cada uno de sus hijos, hay un algo muy especial y
es el que necesitan SENTIRSE QUERIDOS, y necesitan PERTENECER.
Esto es como un motorcito que llevan adentro y que los va
a impulsar a cooperar y a asumir responsabilidades, porque
de esta manera se van a sentir parte de su familia, y queridos
y valorados.
Otra sugerencia que les hago es de compartir
con sus hijos las finanzas del hogar. Los hijos tienen que
saber que la familia depende de una entrada limitada, fruto
del trabajo del padre y/o de la madre. Y que ese dinero alcanza
para tales o cuales gastos. Compartan esta información
con sus hijos para que puedan apreciar el aporte de los padres
a la familia y para que pudan poner en perspectiva su propia
contribución a la familia y como las responsabilidades
que asumen los hijos las asumen para colaborar con el buen
funcionamiento de la familia y no como una fuente de dinero
o de premios.
5. Cuando Nuestros Hijos Quieren
Trabajar, al Mismo Tiempo que Tienen que Estudiar
Hay familias en las cuales la situación
económica es muy precaria debido a una enfermedad,
desempleo o muerte de uno de los padres y los hijos tienen
que trabajar parte del tiempo, mientras están estudiando
en la primaria o secundaria. No me estoy refiriendo a estas
familias. Más bien, me refiero a las familias donde
las necesidades económicas están cubiertas con
el trabajo de los padres.
En muchas familias norteamericanas, los padres
permiten que sus hijos trabajen para costear algunos de sus
gustos. Empiezan por repartir periódicos cuando están
en primaria. Cuando están en secundaria, muchos trabajan
como dependientes en almacenes o cadenas de tiendas. Lo que
ganan sirve para darse sus gustos en cuanto a ropa, música,
zápatos, etc. Pero esto es un círculo vicioso,
porque si antes no les alcanzaba la ‘mesada’ o
la cantidad que recibían semanalmente de sus padres,
lo que ganan ahora trabajando tampoco les alcanza para cubrir
sus deseos o necesidades y siempre están tratando de
trabajar más horas para poder adquirir más y
más cosas.
Aparte de volverse consumistas a ultranza, lo
triste de muchos de estos muchachos es que todas sus energías
están puestas en el trabajo. Llegan a la casa demasiado
cansados para hacer la tarea y su rendimiento en la escuela
decae. Al no andar bien en la escuela, su interés por
lo que tendrían que estar estudiando decae aún
más. La escuela se vuelve un lugar frustrante y pesado
y lo que añoran es trabajar para poder comprar lo último
en música o lo que está más de moda.
Pierden interés en obtener una profesión basada
en estudios y quedan estancados, trabajando en alguna tienda,
gastando todo lo que ganan en sus gustos más inmediatos.
Ya se está sintiendo la influencia de
este estilo de vida en las comunidades de latinoamericanos
en los EEUU, y el número de jóvenes estudiantes
que quieren invertir parte de su tiempo en trabajar y costearse
sus gustos, está en aumento.
Solución La solución
a este problema está en que, desde pequeños,
a nuestros hijos hay que enseñarlos a cuidar las cosas,
a no despilfarrar y no malgastar, a ser críticos frente
al llamado de los comerciales, a no necesitar POSEER lo ‘último’.
Hay que enseñarles a valorar las energías que
se invierten en los estudios o en el mejoramiento de alguna
destreza como, por ejemplo, la música, el dibujo, un
deporte, etc. Y nosotros, como padres, nos tenemos que proponer
a no promover o apoyar el consumismo en la familia.
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