Todas las lecturas en "Padres
e Hijos" apuntan a una familia donde:
- Todos (niños y adultos)
aprendemos el uno del otro
- Todos (niños y adultos)
aprendemos a respetarnos mutuamente
- Disfrutamos, gozamos, exploramos
y descubrimos
- Nos frustramos y sentimos dolor,
pero también encontramos comprensión y ayuda para
superar las frustraciones y aceptar ese dolor
- Todos crecemos emocionalmente,
tanto padres como hijos
- Estamos abiertos al conocimiento
y lo recibimos con entusiasmo
- Aprendemos a cooperar y a colaborar
para el bien del grupo
- Desarrollamos un aprecio por
la disciplina sin necesidad de premios materiales o castigos
- Aprendemos a ser responsable
aceptando responsabilidades
- Conocemos nuestras propias fortalezas
y limitaciones y desarrollamos un buen nivel de auto-estima, aceptación
de uno mismo y confianza en uno mismo
- Desarrollamos la capacidad de
ser sensible hacia las necesidades del otro
- Aprendemos a escuchar y a apreciar
la contribución de los otros
- Desarrollamos la capacidad de
razonar y tomar decisiones participando en tomas de decisión
en grupo
- Aprendemos a dar confianza a
los otros estimulándolos y dándoles ánimo
Como padres de familia, damos la pauta y enseñamos,
y hacemos de nuestra familia un verdadero taller de aprendizaje
y de crecimiento.
En esta familia los niños crecen con
una rutina diaria y con ciertos límites. La rutina
diaria y los límites son como las paredes de la vida
cotidiana y dentro de estas paredes los niños tienen
amplio espacio para explorar, probar, jugar, descubrir y aprender.
A medida que el niño va creciendo se
va dando cuenta, con la ayuda de sus padres o solo, de lo
que se puede hacer y no se puede hacer en esta familia.
Recordemos que normalmente un niño se
desarrolla en dos sentidos: 1) como miembro de un grupo o
familia y 2) como individuo.
Por una parte el niño quiere y necesita
pertenecer, quiere y necesita ser uno con la familia, quiere
y necesita disfrutar como disfrutan sus padres y sus hermanos,
quiere y necesita hacer las cosas como ellos, quiere y necesita
agradar, quiere y necesita sentirse querido.
Al mismo tiempo el niño va desarrollando
su identidad, va diferenciándose de los otros hermanos
y va ubicándose en un lugar específico dentro
de la constelación familiar, para así tener
un sentido de si mismo, un sentido de quien es él.
Este proceso está explicado en la lectura de "La
Importancia de la Ubicación del Niño en su Familia".
El niño, al descubrir que es importante
colaborar, ayudar y ser responsable; al darse cuenta que él
tiene que respetar a los otros y a las cosas de los otros
..
¡Lo hará! ¿Por
qué? Porqué quiere ser tomado en cuenta, porqué
quiere ser querido y quiere pertenecer.
Además, él sabe que en su familia,
él y sus cosas también son respetadas, y él
siente que él y sus opiniones son valiosas e importantes,
que es escuchado y que sus sugerencias para la familia son
bienvenidas.
Como se darán cuenta, un niño
que crece en este ambiente es un niño que es tomado
en cuenta y que tiene una auto-estima muy alta.
Y en este ambiente el castigo y la recompensa
no tienen lugar.
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