El castigo puede ser corporal (una zurra, una pela, una cachetada,
unas nalgadas, unos correazos) o puede ser la prohibición
momentánea de algo placentero (la televisión,
un juego electrónico o jugar afuera). Lo importante
para los que castigan es que el castigo sea algo que le duela
al niño.
Hay que admitir que el castigo es un método rápido,
seguro y efectivo para disciplinar a un niño.
Pero reflexionemos en lo siguiente:
El castigo da validez al temor, al dolor, a la intimidación
y a la violencia como métodos aceptables para la
resolución de conflictos.
El castigo crea:
- sumisión - el niño siente miedo
- rebeldía - el niño siente rabia hacia la
figura de autoridad por su poder.
El castigo excluye otro tipo de comunicación entre
padres e hijos. Como, por ejemplo, una comunicación
que permita una verdadera comprensión de la situación
y ayude al niño a encontrar alternativas
A menudo, través del castigo damos rienda suelta
a nuestras propias frustraciones, las cuales tienen poco
que ver con el niño que estamos castigando; de manera
que el castigo resulta mucho más severo de lo que
se merecía la falta cometida por el niño.
Si un niño ha sido castigado frecuentemente es probable
que él también utilice el temor, el dolor,
la intimidación o la violencia para controlar a otros.
Hay padres que castigan inmediatamente
después del hecho, mientras que hay algunos que tratan
de evitar el castigo y optan por hablarles a sus hijos y les
aconsejan y aconsejan, y hablan y hablan sin mucho resultado
y al final, ya cansados y desesperados, los castigan, y hay
otros padres que a veces castigan y otras veces no, dependiendo
de cómo se sientan en ese momento.
Vale la pena que nos
preguntemos: ¿Porqué tenemos que educar a nuestros
hijos utilizando el castigo? ¿Es que así nos
criaron y estamos repitiendo costumbres sin reflexionar mucho
en ellas? ¿Será que hay momentos en los cuales
ya no aguantamos a nuestros hijos? ¿O quizás
nos agarraron cansados? ¿O de tantos problemas que
tenemos, la desobediencia de los hijos es uno de los pocos
que sí podemos controlar, y lo hacemos a través
del castigo?
Hay castigos que también
causan miedo. Preguntémonos ¿porqué queremos
que nuestros hijos sientan miedo? ¿Será que
es más fácil controlarlos? ¿Será
que cuando ellos sienten miedo nos sentimos poderosos?
Ahora bien, ¿es
el castigo nuestra única opción para enseñar
a nuestros hijos a respetar ciertas normas o habrán
otras opciones?
Lean, por favor, "La
Familia: Respeto Mutuo, Responsabilidad, Cooperación
y Participación" y luego "Las Consecuencias(I)".
{Subir}
|