Las madres que me escriben acerca de los
problemas de comida de sus niños, me escriben cuando
sus niños ya tienen 3 o 4 años, o sea que el
mal hábito ya está bien establecido. De manera
que erradicar este mal hábito cuesta y es desagradable
tanto para el niño como para la madre.
El objetivo de este artículo es
hacer que los niños coman lo que come la familia, claro
está siempre y cuando la familia coma sanamente.
Ahora bien, el “mal comer”
se erradica solo cuando se encara lo que es el PROBLEMA REAL
y este es que a través del “mal comer”
el niño o niña consigue la atención,
buena o mala, de la madre. El niño o niña siente
que su madre siempre anda muy atareada y tiene poco tiempo
para él o ella y se da cuenta que a través de
tener problemas con la comida la logra preocupar y ella le
presta atención por lo menos durante la comida.
La atención que se le brinda a
un hijo o hija cuando solo quiere cierto tipo de comida no
es una atención de muy buena calidad. Es una atención
llena de tensión. Por una parte la madre está
muy preocupada porqué su hijo o hija no está
recibiendo la nutrición debida pero por otra parte
empieza a sospechar que está siendo manipulada y presionada
por su hijo o hija.
La solución para que el
niño o niña coma normalmente consta de 2 partes.
1) Primero se empieza por presentarle al niño o
niña su plato con la misma comida que el resto de
la familia y se le dice, de muy buena manera, que de ahora
en adelante él o ella va a comer lo que comen todos
en la familia. La actitud de los padres en este caso es
de suma importancia, de manera que hay que actuar lo más
normal posible. Si el niño o niña se pone
a llorar los padres no lo/a regañan sino que de buena
manera lo/a invitan a comer. Seguramente no comerá.
Cuando es tiempo de levantarse de la mesa, se retira el
plato del niño o niña, sin regaños,
ni reproches. Entre una comida y otra se le puede dar algo
saludable de tomar y/o un poco de fruta pero nada muy abundante,
porqué se quiere que tenga hambre para la próxima
comida. A la hora de la próxima comida se repite
lo mismo.... se le presenta su plato con la comida que todos
van a comer y se procede como si no pasara nada. Si no come
se retira el plato y se espera a la próxima comida.
Es posible que el niño o niña no coma durante
un día o dos. No se preocupen. ¡No se va a
morir de hambre!
2) Luego lo que la madre tiene que hacer en este proceso
de reeducar al niño o niña en su alimentación
es que, al mismo tiempo que le dice que de ahora en adelante
va a comer lo que el resto de la familia come, la madre
tiene que buscar algún tiempo durante el día
para dedicarle a este hijo o hija. La atención que
la madre le va a dar a su hijo o hija, fuera de las horas
de comida, va a ser de buena calidad y no va a ser una atención
llena de tensión y de preocupación como lo
era antes. En este rato especial están los dos juntos
disfrutando de un libro, un juego o un paseo.
Ahora, un consejo... para no caer en esto con
los hijos que piensan tener en el futuro recuerden que, si
en su casa se come sanamente, no hay porqué hacerle
comida especial a los niños. Poco a poco ellos tienen
que aprender a comer lo que se come en casa. Al principio
se le dará la comida de todos los días, licuada,
luego aplastada con un tenedor y, finalmente, en trocitos.
Si uno de sus hijos busca su atención
a través de la comida al no querer comer ciertos alimentos,
no caiga en la tentación de prepararle platos especiales,
porqué es el cuento de nunca acabar. Lo que tiene que
hacer es tomar unos minutos durante el día para jugar
o estar con su hijo, de esta manera el niño o niña
no utilizará la comida para recibir un trato especial
de Ud.
Tampoco es necesario premiar al niño o niña
con golosinas o algo dulce por empezar a comer normalmente.
En algunas familias las madres logran que los hijos coman
ciertos platos prometiéndoles dulces después.
Por favor, no lo hagan, porqué eso no es ningún
remedio. La recompensa del niño o niña es sentirse
como uno más de la familia y saber que el o ella es
importante para su madre y que siempre su madre tendrá
un tiempito fuera de la hora de la comida para estar con el
o ella.
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